Lo más importante en mi formación fue reunirme con otros escritores, no sólo lo ya consagrados, sino lo que estaban remando su propia búsqueda, alentando la quimera de escribir(se) y desarrollar el oficio sin el que sienten no poder subsistir.
Hice varios talleres con muchos de ellos y todos eramos autodidactas. Nos sentábamos un día a la semana a estudiar, debatir, leernos, corregir, pasarnos libros. Probábamos técnicas e innovábamos estilos, bosquejábamos manifiestos que cuadraran con nuestra añorada y propia revolución en el arte.
Decidimos investigar, y la investigación fue y es aún, el camino elegido.
Vos podés decidir cuando salís de la escuela, estás en la facu, desechar ese sueño, escribir para unos pocos aunque quede en el disco de la compu o perdido en un cuaderno, podés buscar un curso, ir a un taller, pergeniar una revista con amigos o soñar locamente con la pequeña editorial pero ésto es solo el inicio. el camino el arduo, leer, escribir, leer, dabatir, escribir, corregir, volver a intentarlo hasta que salga.
Esos años de formación, experimentación fueron las base de una investigación que nos, que me sirvió para el futuro y para siempre. Investigación de procesos de escritura, ¿cómo funcionaban la tradición, la técnica, el revés del lenguaje, sus estados, sus aristas, la hibridez en los textos, andamiaje estructural, ritmo, respiración interna, silencios, verosimilitud, cruces de estilos y géneros?
Nos abrió la cabeza, una profundad buscada.
Hoy pocas personas llegan al taller para investigar el oficio y el lenguaje.
Años van muchos pero persisto en la investigación para poder transmitir, condensar los conocimientos tangibles e intangibles en taller de una técnica concreta.

Memorias de taller(Taller de palabras Circulodefuego)


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