“Mira, en realidad no nomás estaba hecho todo Pedro Páramo, sino que hubo Pedro Páramo de más, que no conocimos nunca. Cuando yo llegué, esa tarde, ya había un cesto con muchas cuartillas rotas y él estaba en trance de seguir rompiendo” Cuenta Arreola de una tarde en que llega a lo de Rulfo, y el señor de los murmullos estaba en trance furioso por darle orden y forma final a la novela, Pedro Páramo. Lo que hicieron, según Arreola, fue poner sobre la mesa las cuartillas y acomodar al azar. Un azar que les llevó larguísimas horas del día y de la noche. 
Todo esto en palabras de Antonio Alatorre.
Pero debe ser mentira. En lo único que puedo creer es en la furia de Rulfo.
 

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