II Grupo Iniciación a la poesía: Muestra colectiva 2014
Este silencio
elástico
de la carne desprendiéndose
del cuerpo en la mañana
donde nos desarmamos
del mundo uno a uno
deshueso los trozos
de tus pieles
sobre las mías
Catalina Poggio
De ojo rojo en la noche
que calla maltrecha,
enfatizando su piel ausente
En la noche,
porque de día
tu ojo rojo
duele de a dos
En el sosiego de la negrura
algo se quiebra
se astilla
se desgarra
el pecho no expande,
el corazón no pertenece,
un alma se exanguina
El fantasma en el espejo
asusta al reloj
que entumecido
mira parco
la rosa des
he
cha
La mano a tientas
fría como la plata de su cruz,
busca encaprichada
la pesadilla cobarde
que no quiere ser
Y sin embargo
con la aurora tibia,
Insiste la Vida…
Un pie menudito
se cuela distraído
en tus sábanas tiesas,
de soles desolados
de lunas alunadas
Tus entrañas heridas
alimentan su torrente
y encauzan en uno solo
bajo el cielo de octubre
No se detiene,
con la tarde clara,
Insiste la Vida…
Sonrisa pueril
mustia que engalana
su boca minúscula,
llena de la voz
que todo lo dijo
Y otra vez la noche
de guante blanco
y veneno a cuentagotas,
de visita no invitada
y alegrías vencidas
En el milagro de sus hoyuelos perfumados
la noche y la aurora intentan convivir
Una hoja desprendiéndose
en el suicidio otoñal
Ojos erráticos estallados de pronto
en otros encontrados
El beso húmedo
de un adiós consumado
Y la palabra blanca
musitada
La panacea extática
del orgasmo
El llanto titánico
de la explosión a la vida
La exhalación trémula
de la implosión a la muerte
Y el impulso efímero
emancipado
Los momentos son
pedacitos de mundo
Valeria Olguín
como el afán de Sísifo
el reflejo en tu rostro
acabó por quebrarse
con qué avidez sentía el roce
un violín roto
un acercamiento ciego
el silencio se encarna en ausencia
insostenible
Salomé Hernaiz
El amor y la ausencia
Debo decirte que me iré.
Que debo ir...
a un lugar lejano.
Que sin embargo te quiero.
Que sin embargo te amo.
Que allí me encontrarás,
en un monte, junto al mar,
en los ríos de piedras sepultados,
en el frío, en el viento,
...herido, muerto o sano.
En la casa,
en la llama de la turba,
esperando que vinieras
pues yo sé...
que me has amado.
Con mis cabellos desprolijos...
Con mis cabellos casi blancos...
casi blancos.
Freddy Ves Losada
Qué es, preguntas
Es la embriaguez de un árbol girando sobre sí
una escalera de caracol subiendo, infinita
piélago de caras deformes y fetiches perversos
cuerpo sucio, sexos azotándose en sueños
una virgen desflorada tristemente
el hedor rancio y unas ojeras de mirada perdida
batalla microscópica de colores fagocitándose
fatiga desarmada de las derrotas
Es la piel furiosa como un conejo rojo,
despellejado sin poder estarse quieto
la piel desplegándose en poros
aumentados como jardines coralinos
un orgasmo corriéndose por la pierna, dientes
derretidos y boca ansiosa, ardiente, ocupada
escalofrío, sedoso corpúsculo irritado
crucifixión invisible,
una vorágine desaforada, pestilente, húmeda
ácida como un fueguito que rebota
en la boca del estómago
piélago hirviente de posibilidades confusas
caldo vivo:
piélago vivo de posibilidades confusas
la piel furiosa como un conejo rojo
Es, la piel desplegándose en poros aumentados
como arrecifes coralinos
Julia Montecchia
La Gárgola
II
Sonaron las campanas de la última hora en la última
/catedral del fin del mundo
petrificado como una gárgola en la cúspide del alba, fingí
/que lo aceptaba
en la superficie el calmo mármol de mis ojos empezó a
/nublarse
mientras en lo abisal un canto neurálgico enmudecía.
Así fue que te marchaste dejando los cadáveres en el
/campo
quemaste la tierra para que no creciera nada
o tal vez un geranio.
Y de una pequeña semilla que dejaste olvidada
tras tanta lluvia y tanta zafra
algo nació
se desperezó con parsimonia y desilusión
desde las entrañas de la tierra
y fue un bosque, un arcoíris
fue una sinfonía de colores y ladrillos
fue una garúa didáctica. Una mañana violeta
un fondeadero anclado en ahogadas margaritas
canción de una noche. Desierta
Fue lo que quiso ser. Mas nunca una flor
porque la flor sufre
por más bella y perfumada la flor sufre
por más espinas y abejas reinas
la flor sufre, y
con su tallo cercenado
una vez olvidado
la flor
deviene en silencio
Matías Ojeda
elástico
de la carne desprendiéndose
del cuerpo en la mañana
donde nos desarmamos
del mundo uno a uno
deshueso los trozos
de tus pieles
sobre las mías
Catalina Poggio
fotos Gabriela Alvarez |
De ojo rojo en la noche
que calla maltrecha,
enfatizando su piel ausente
En la noche,
porque de día
tu ojo rojo
duele de a dos
En el sosiego de la negrura
algo se quiebra
se astilla
se desgarra
el pecho no expande,
el corazón no pertenece,
un alma se exanguina
El fantasma en el espejo
asusta al reloj
que entumecido
mira parco
la rosa des
he
cha
La mano a tientas
fría como la plata de su cruz,
busca encaprichada
la pesadilla cobarde
que no quiere ser
Y sin embargo
con la aurora tibia,
Insiste la Vida…
Un pie menudito
se cuela distraído
en tus sábanas tiesas,
de soles desolados
de lunas alunadas
Tus entrañas heridas
alimentan su torrente
y encauzan en uno solo
bajo el cielo de octubre
No se detiene,
con la tarde clara,
Insiste la Vida…
Sonrisa pueril
mustia que engalana
su boca minúscula,
llena de la voz
que todo lo dijo
Y otra vez la noche
de guante blanco
y veneno a cuentagotas,
de visita no invitada
y alegrías vencidas
En el milagro de sus hoyuelos perfumados
la noche y la aurora intentan convivir
fotos Gabriela Alvarez |
Una hoja desprendiéndose
en el suicidio otoñal
Ojos erráticos estallados de pronto
en otros encontrados
El beso húmedo
de un adiós consumado
Y la palabra blanca
musitada
La panacea extática
del orgasmo
El llanto titánico
de la explosión a la vida
La exhalación trémula
de la implosión a la muerte
Y el impulso efímero
emancipado
Los momentos son
pedacitos de mundo
Valeria Olguín
fotos Gabriela Alvarez |
como el afán de Sísifo
el reflejo en tu rostro
acabó por quebrarse
con qué avidez sentía el roce
un violín roto
un acercamiento ciego
el silencio se encarna en ausencia
insostenible
Salomé Hernaiz
fotos Gabriela Alvarez |
Debo decirte que me iré.
Que debo ir...
a un lugar lejano.
Que sin embargo te quiero.
Que sin embargo te amo.
Que allí me encontrarás,
en un monte, junto al mar,
en los ríos de piedras sepultados,
en el frío, en el viento,
...herido, muerto o sano.
En la casa,
en la llama de la turba,
esperando que vinieras
pues yo sé...
que me has amado.
Con mis cabellos desprolijos...
Con mis cabellos casi blancos...
casi blancos.
Freddy Ves Losada
Qué es, preguntas
Es la embriaguez de un árbol girando sobre sí
una escalera de caracol subiendo, infinita
piélago de caras deformes y fetiches perversos
cuerpo sucio, sexos azotándose en sueños
una virgen desflorada tristemente
el hedor rancio y unas ojeras de mirada perdida
batalla microscópica de colores fagocitándose
fatiga desarmada de las derrotas
Es la piel furiosa como un conejo rojo,
despellejado sin poder estarse quieto
la piel desplegándose en poros
aumentados como jardines coralinos
un orgasmo corriéndose por la pierna, dientes
derretidos y boca ansiosa, ardiente, ocupada
escalofrío, sedoso corpúsculo irritado
crucifixión invisible,
una vorágine desaforada, pestilente, húmeda
ácida como un fueguito que rebota
en la boca del estómago
piélago hirviente de posibilidades confusas
caldo vivo:
piélago vivo de posibilidades confusas
la piel furiosa como un conejo rojo
Es, la piel desplegándose en poros aumentados
como arrecifes coralinos
Julia Montecchia
La Gárgola
II
Sonaron las campanas de la última hora en la última
/catedral del fin del mundo
petrificado como una gárgola en la cúspide del alba, fingí
/que lo aceptaba
en la superficie el calmo mármol de mis ojos empezó a
/nublarse
mientras en lo abisal un canto neurálgico enmudecía.
Así fue que te marchaste dejando los cadáveres en el
/campo
quemaste la tierra para que no creciera nada
o tal vez un geranio.
Y de una pequeña semilla que dejaste olvidada
tras tanta lluvia y tanta zafra
algo nació
se desperezó con parsimonia y desilusión
desde las entrañas de la tierra
y fue un bosque, un arcoíris
fue una sinfonía de colores y ladrillos
fue una garúa didáctica. Una mañana violeta
un fondeadero anclado en ahogadas margaritas
canción de una noche. Desierta
Fue lo que quiso ser. Mas nunca una flor
porque la flor sufre
por más bella y perfumada la flor sufre
por más espinas y abejas reinas
la flor sufre, y
con su tallo cercenado
una vez olvidado
la flor
deviene en silencio
Matías Ojeda
fotos Gabriela Alvarez |
Grupo-Taller Iniciación a la poesía, Muestra Colectiva diciembre 2014 del taller de palabras Circulodefuego. |
© en nombre de sus autores, Taller de palabras Circulodefuego
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