MUESTRA COLECTIVA de Talleres de palabras CIRCULODEFUEGO. Cierre del año 2014

Papeles. Cuentos. Novelas. Poesías. Diarios. Cartas. Papeles. Laberintos de papel. Papeles siempre a cuestas. Garabatos de tinta en el viaje, en la oficina, en la casa familiar, en el aula, mientras los hijos juegan y crecen. Papeles junto a la mesita de noche, al lado de la taza de café, en el dormitorio o en la cocina. Papeles inacabados, siempre inacabados. Los escritores nunca estamos satisfechos, siempre en el camino, mirando el mundo entre visillos, cargando con el peso de cien años de soledad. Mañanas, largas tardes, noches en vela. Días enteros en las ramas. Entre la vigilia y el sueño. Obcecados. Felices o desgraciados pero siempre obsesionados por captar con palabras, aquello que vemos, que miramos, que soñamos. Como si una fuerza nos dotara con la virtud dañina del desasosiego, o un hada nos concibiera el deseo temible de no ser uno, sino varios, de luchar siempre contra sus muchos. Todos distintos y todos iguales. Sólo entendemos el mundo si lo escribimos. Sólo si inventamos la realidad la comprendemos. Esos laberintos de papel que vivimos más allá de ellos, tienden puentes entre padres e hijos, recrean un continente de palabras que, poco a poco, dibuja el rostro de la literatura. Un hombre se propone la tarea de dibujar el mundo —dice Borges—. A lo largo de los años puebla un espacio con imágenes de provincias, de reinos, de montañas, de bahías, de naves, de islas, de peces, de habitaciones, de instrumentos, de astros, de caballos y de personas. Poco antes de morir, descubre que ese paciente laberinto de líneas traza la imagen de su cara. Así, todos los escritores, con sus vidas, con sus frustraciones, sus alegrías y sus espantos, hemos construido un rostro, un mapa de los deseos.
La escritura no es más que ese mapa, ese lugar adonde llevan todos los caminos de tinta, todas las huellas, ese lugar donde aguarda escondido el viejo cofre con un tesoro invaluable y maravilloso : las palabras.

"Funda palabra, una ventana que abra a otra ventana por donde esta linea huya y mienta al humo de las horas y desdiga de las que al arder, nos darían este ahora inaprensible que la voz acalla, excusa superior de la razón de ser de mejor manera que hasta ahora"
Mirta Rosemberg

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